Diputación de la Grandeza

MARQUÉS DE GUELAYA: UN TÍTULO QUE NO LLEGÓ A NACER


El Rey Don Alfonso XIII por Real Decreto de 6 de marzo de 1913, publicado en la Gaceta de Madrid del día siguiente, concedió el Título de Marqués de Guelaya al Teniente General don José García Aldave. Decía así la citada disposición:

Queriendo dar una prueba de Mi Real aprecio al Teniente General D. José García Aldave por los relevantes servicios que ha prestado a la Patria, y de acuerdo con el parecer de Mi Consejo de Ministros, Vengo en hacerle merced de Título del Reino con la denominación de Marqués de Guelaya, para sí, sus hijos y sucesores legítimos. Dado en Palacio a seis de Marzo de mil novecientos trece.

Había nacido este ilustre soldado el 1 de agosto de 1845 y procedía del Cuerpo de Ingenieros. Siendo General de División fue nombrado Gobernador Militar de Cartagena y, en junio de 1907, de Ceuta, donde dio nombre a una posición de gran importancia estratégica para la defensa de la ciudad.

Por un Real Decreto de 13 de abril de 1910 fue promovido al empleo de Teniente General, en la vacante causada por defunción de don Juan de Zavala y de Guzmán, Duque de Nájera; y por un nuevo Real Decreto de 25 de agosto siguiente fue nombrado Capitán General de Melilla, por dimisión de otro insigne militar, el Teniente General don José Marina y Vega, pacificador de Melilla tras los sangrientos sucesos de 1909. Durante el mando del General García Aldave se desarrolló con éxito la que se denominó campaña del río Kert contra los rifeños. Poseía este militar, entre otras condecoraciones, tres Grandes Cruces rojas del Mérito Militar, dos de ellas pensionadas, y la Gran Cruz de San Hermenegildo.

La denominación de Guelaya, elegida para el Título de Marqués que se le acababa de conceder, hace referencia a la región natural del norte de África de la que es capital la ciudad de Melilla; y probablemente porque en ese momento el General García Aldave estaba al frente de aquella Comandancia General es por lo que escogió ese nombre para la nueva gracia que el Rey le otorgaba en reconocimiento de los grandes servicios prestados a la Patria.

Había, sin embargo, un inconveniente para la expedición del Real Despacho. Conforme a la normativa vigente en aquella época era necesario satisfacer el Impuesto sobre Grandezas y Títulos, cuya cuantía era muy elevada, de tal manera que a quien no abonaba los derechos establecidos no se le expedía la Real Carta y, en consecuencia, se consideraba que no había entrado en posesión del Título, y éste quedaba sin efecto.

Cabe suponer que al General García Aldave debía de resultarle sumamente oneroso el desembolso de la cuota establecida. Sin embargo, en otros casos en que se había querido distinguir a una persona con una dignidad nobiliaria, bien por razones económicas o bien por entender que el reconocimiento de eminentes servicios prestados a España debía ampliarse a la exención de la cuota tributaria que gravaba la concesión de un título, el Gobierno remitía a las Cortes un proyecto de ley exonerando del impuesto de Grandezas y Títulos el otorgamiento de la merced, pues sólo por una norma con rango de ley era posible tal exención. Esto se había hecho por aquellos años con los Títulos de Duque de Cánovas del Castillo, concedido a la viuda del insigne estadista asesinado; con el de Duque de Algeciras, otorgado a la madre del ilustre Ministro de Estado, ya difunto, a quien se debió el éxito diplomático para España de la Conferencia de Algeciras, celebrada en 1906; y con el de Marqués de Moret, despachado en 1914 a la hija del conocido político gaditano de este apellido, entre otros.

Con este motivo, la Gaceta de Madrid del 26 de octubre de 1913 publicaba un Real Decreto del día 23 anterior por el que se autorizaba al Gobierno a presentar a las Cortes un proyecto de ley concediendo la exención del pago del impuesto sobre Grandezas y títulos al Marquesado de Guelaya otorgado al Teniente General don José García Aldave por Real Decreto de 6 de marzo último por los relevantes méritos del interesado. Previamente, por una Real Orden de 28 de junio de aquel mismo año se le había concedido una prórroga de seis meses para el pago del Impuesto.

No sabemos si el proyecto de ley comenzó siquiera a tramitarse, porque al poco tiempo quedaron disueltas las Cortes. Como es sabido, cuando tiene lugar la disolución de las Cámaras los proyectos de ley que no hayan llegado a aprobarse quedan sin efecto y no pueden ser tramitados por el Congreso entrante, sino que es preciso que el Gobierno presente otro proyecto de ley, aunque esté redactado en los mismos términos que el anterior, para que la nueva Cámara le pueda dar curso.

Mientras todo esto sucedía, el General García Aldave continuaba su brillante carrera militar. Había sido nombrado Capitán General de la tercera región militar, con sede en Valencia; y, por Real Decreto de 5 de marzo de 1914, fue designado Comandante General del Cuerpo y Cuartel de Inválidos.

A finales de marzo de ese mismo año 1914 quedaron constituidas las nuevas Cortes. Desconocemos si el Gobierno preparó un segundo proyecto de ley para eximir al General del pago del impuesto sobre Grandezas y Títulos por la concesión del de Marqués de Guelaya, pero en cualquier caso no llegó a tiempo, ya que el Teniente General don José García Aldave falleció el 28 de abril de 1914.

Por este motivo, al no haberse satisfecho el impuesto ni expedido el Real Despacho, el citado Título no pudo tener efectividad.

Hoy la mayor parte de los especialistas desconocen que en 1913 se recompensó a un ilustre militar con una dignidad nobiliaria que, por azares de la vida, no llegó a nacer.

José Miguel de Mayoralgo y Lodo

Conde de los Acevedos



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